Sindrome de Torch: Toxoplasma, Herpes, Citomegalovirus
y Rubéola
Lic. Robert Cueva Valdivia MOVIL 960142755 CHICLAYO – PERÚ 2019 azilud@hotmail.com
- Virus linfotrópico T humano tipo
I/II
- Epidemiologia
- Transmisión
- Patogenia
- Cuadro clínico
- Diagnóstico
- Sindrome de Torch
- Toxoplasmosis
- Rubeola
- Citomegalovirus
- Herpex simple
- Referencia bibliográficas
- Anexos
(HTLV I/II)
La
identificación del primer retrovirus capaz de producir una leucemia en animales
fue documentada en 1910 por el Dr. Roux que demostró el papel de un retrovirus
en el desarrollo de la leucemia en pollos y por ello fue designado retrovirus
de la leucemia aviar. Si bien, no fue hasta la década de los 50 cuando el campo
de la retrovirología adquirió de nuevo interés culminando con el hallazgo de un
número de retrovirus como agentes causales de leucemias en animales así como de
otros procesos no tumorales, como aplasia e inmunodeficiencia.
A finales de
la década de los 70 y principios de los 80 se descubre el primer retrovirus
causante de un tipo particular de leucemia linfoma T en el hombre y por ello se
le designó virus de la leucemia/linfoma T humana (HTLV-I). Más tardíamente, se
describieron otros retrovirus, esencialmente el
HTLV-II que posee una homología en secuencia nucleótida de un 60% al
compararse con el HTLV-I y finalmente, el virus de la inmunodeficiencia
adquirida (VIH).
Los virus
linfotrópicos; T tipo I (HTLV-I) y tipo II (HTLV-II) fueron los primeros
retrovirus identificados en seres humanos, en 1980 y 1982, respectivamente1, 2.
El HTLV-II se aisló en 1982 a
partir de una línea celular de un bazo procedente de un paciente que había sido
diagnosticado de tricoleucemia en una forma variante T. Debido a que tal
proceso no se halla establecido ni reconocido como entidad, es muy probable que el
paciente se hallara afecto de otro procesos linfoproliferativo T.
Estudios
serológicos iniciales demostraron que el HTLV-I
es endémico en Japón, especialmente en la región Sudoeste y en
poblaciones de ancestro africano de las islas del Caribe. Durante la década de
los 80 y principios de los 90 se ha demostrado que este retrovirus se
halla mucho más extendido, documentándose una seroprevalencia alta así como
su patología asociada en: África Central y Oeste, Irán -en particular en una
población judía emigrante de Israel-, Sudamérica -especialmente en Brasil, Perú,
Chile, Colombia y en menor proporción en Argentina y Venezuela, Melanesia y, en
poblaciones emigrantes de estos lugares a Europa y Estados Unidos (1, 3). No
existe un foco evidente en Europa aunque es probable que el virus se halle
en algunos países tales como Rumania. En España, el HTLV-I y la LLTA se han observado, esencialmente,
en unos pocos pacientes de origen latinoamericano.
En
el Perú, la infección por HTLV-1 afecta particularmente a ciertas etnias y a
grupos que constituyen poblaciones de riesgo para enfermedades de transmisión
sexual. En un estudio peruano sobre la prevalencia de la infección por HTLV-1
en mujeres asintomáticas, se notificaron tasas de 1,3% en la población quechua
de Ayacucho y de 3,8% tanto en la zona norte de Lima como en Chincha, donde
predominan los pobladores mestizos y con ascendientes de raza negra
respectivamente. Aunque existen pocos datos publicados al respecto, se ha
reportado la presencia de HTLV-1 en población aymara (1,8%) y en personas
nativas de la selva (0,9%). Dieciséis por ciento de la primera generación de
inmigrantes japoneses en el Perú es seropositiva para HTLV-1, aunque la
prevalencia decae en las generaciones siguientes. A nivel de gestantes
asintomáticas de Quillabamba, la tasa reportada de infección por HTLV-1 es de
2,3%. En un estudio de vigilancia de enfermedades virales en inmigrantes a
Milán, Italia, se encontró infección por HTLV-1 en 6 de 167 personas
VIH-positivas y en 2 de 226 mujeres embarazadas. Seis de las 8 personas
positivas para HTLV-1 fueron de origen peruano y los análisis filogenéticos
demostraron que estas personas muy probablemente se habían infectado con HTLV-1
en el Perú.
Se
calcula que en el mundo hay de 11
a 20 millones de personas infectadas con HTLV II. En Latinoamérica con una población
de 359 millones se supone que tiene de 3'7 a 7'4 millones de infectados, y entre 1% y 2%
como tasa de infección.
El
HTLV-II posee una distribución mundial muy diferente al del HTLV-I. Es endémico
en tribus amerindias de América del Sur y Central en donde la seroprevalencia
puede alcanzar niveles de hasta un 30% así como en pigmeos africanos del Zaire
y Camerún. En países desarrollados el HTLV-II se detecta casi exclusivamente en
drogadictos, en su mayoría coinfectados con VIH.
La
transmisión de HTLV-1 ocurre a
través de tres vías:
-Transmisión
madre-niño: ocurre principalmente a través de la lactancia materna dado que la infección intrauterina y la
perinatal han sido reconocidas como eventos infrecuentes. Las tasas reportadas
de transmisión de HTLV-1 a
través de lactancia materna fluctúan entre 5,7 y 37,5%, dependiendo de factores
como la edad materna, la duración de la lactancia y la carga proviral materna.
En el Perú, la lactancia materna es una práctica extendida y probablemente representa
la principal vía de transmisión de este virus.
Algunos datos
sugieren que la transmisión madre-niño puede también relacionarse con la
enfermedad asociada a HTLV-1 de la madre.
En regiones hiperendémicas de Japón, la suspensión de la lactancia materna ha disminuido significativamente la tasa de infección en hijos de madres portadoras de HTLV-1, demostrándose la efectividad de esta medida en la prevención de la transmisión intrafamiliar de HTLV-1. En entornos como el nuestro, donde las limitaciones socioeconómicas muchas veces impiden una lactancia artificial segura, esta recomendación debe ser cuidadosamente individualizada.
En un estudio piloto que evaluó el desarrollo neurológico de hijos de madres seropositivas para HTLV-1, no se encontró diferencias significativas entre 10 hijos seropositivos para HTLV-1 y 38 hijos seronegativos con una edad promedio de 45 meses.
En regiones hiperendémicas de Japón, la suspensión de la lactancia materna ha disminuido significativamente la tasa de infección en hijos de madres portadoras de HTLV-1, demostrándose la efectividad de esta medida en la prevención de la transmisión intrafamiliar de HTLV-1. En entornos como el nuestro, donde las limitaciones socioeconómicas muchas veces impiden una lactancia artificial segura, esta recomendación debe ser cuidadosamente individualizada.
En un estudio piloto que evaluó el desarrollo neurológico de hijos de madres seropositivas para HTLV-1, no se encontró diferencias significativas entre 10 hijos seropositivos para HTLV-1 y 38 hijos seronegativos con una edad promedio de 45 meses.
-Transmisión
por transfusiones sanguíneas: El riesgo de transmisión de HTLV-1 a través de sangre completa
contaminada se ha estimado entre 50 y 60%. El riesgo disminuye cuando la sangre
se mantiene almacenada más de una semana No se ha descrito la transmisión del
virus a través de la transfusión de componentes acelulares. Desde el año 1999,
el despistaje de la infección por HTLV-1 en donantes se ha convertido en parte
de los procedimientos de rutina en todos los bancos de sangre del Perú. La
transmisión a través de agujas contaminadas es poco efectiva en el caso de
HTLV-1.
-Transmisión
sexual: La
infección por HTLV-1 puede ser considerada como una enfermedad de transmisión
sexual (ETS). El virus ha sido aislado en el semen y secreciones cervicales de
personas infectadas 47 y la infección es más frecuente en grupos de riesgo para
ETS. En un estudio de trabajadoras sexuales peruanas, se encontró una
incidencia media anual de HTLV-1 de 1,6%. El uso regular del condón disminuye
significativamente la tasa de transmisión sexual de HTLV-1.
Las
Vías de Transmisión del HTLV-II son
similares a los del HTLV-I si bien, debido a que su distribución es muy
diferente a la del HTLV-I, el uso de jeringuillas y transfusión son las
principales vías para la transmisión del HTLV-II.
El
HTLV-I es un retrovirus especial en
el sentido de que no posee oncogén como los agudos ni tampoco se integra en un
sitio clave del genoma como ocurre con los crónicos. Si bien la integración del
HTLV-I es clonal en un tumor en particular, varía el punto donde se inserta de
un tumor a otro. Aunque se desconoce el mecanismo por el cual el HTLV-I actúa,
se cree que éste es a distancia ("trans-acting") mediante su
secuencia px o tax que da lugar a la disregulación y activación de una serie de
genes celulares tales como los que codifican para diferentes interleukinas (IL)
básicamente: IL-2, IL-3 y IL-6, factores de necrosis tumoral (TNF), oncogenes
celulares (c-mié, c-fos) etc. Asimismo se ha especulado que el tax en las primeras fases de leucemogénesis interfiera
con mecanismos de reparación de ADN celular dando lugar a una inestabilidad cromosómica. Un punto importante
a considerar es el de que, si bien el HTLV-I es el primer factor inicial
desencadenante de la leucemia linfoma T del adulto (LLTA), no es suficiente
"per se" para su desarrollo, ya que sólo un 0.5-1% de portadores del
virus desarrollan leucemia. Es necesario el concurso de factores secundarios
que, en la actualidad, son desconocidos. El sistema inmunitario del individuo
parece jugar, asimismo, un papel importante ya que se ha demostrado que
individuos infectados por el HTLV-I poseen clonas citotóxicas anti-HTLV-I
capaces de eliminar células infectadas por dicho retrovirus.
El
cuadro morfológico de sangre periférica es típico en la LLTA. Suele observarse
pleomorfismo en cuanto al tamaño celular y contornos nucleares, siendo el
linfocito "en flor" con un núcleo marcadamente irregular la forma
celular más típica.
Por
el contrario, no existe un patrón histológico único asociado a la LLTA , por lo que en la clasificación REAL la LLTA se define por la
presencia del retrovirus. En el ganglio la infiltración es difusa y el
pleomorfismo, al igual que en sangre periférica, es marcado El patrón difuso
mixto con presencia de células de varios tamaños es el más habitual, pero
también puede manifestarse como un linfoma de células grandes, inmunoblástico o
incluso de células pequeñas. Han sido documentados, infrecuentemente, casos con
un patrón "Hodgkin's like" y/o de linfoma anaplásico. El patrón
histológico de la piel no es específico en la LLTA igual que ocurre en el ganglio linfático. En
general, se observa una infiltración dérmica por linfocitos de núcleo
irregular, pero puede hallarse presente epidermotropismo con un patrón similar
al de la micosis fungoides lo cual plantea problemas de diagnóstico diferencial
con linfomas cutáneos T.
El
inmunofenotipo es el de un linfocito T maduro (TdT-, CD2+, CD5+, CD7-) con baja
expresión del CD3 y, en la mayoría de los casos, CD4+, CD25+. Este último
marcador, que detecta el receptor alfa de la IL-2 , resulta de la infección por HTLV-I tanto en
portadores como en enfermos con leucemia.
No
existe una alteración citogenética única en la LLTA si bien la presencia de cariotipos complejos
es frecuente en las formas agudas y linfoma el HTLV-I se halla integrado de
forma clonal en todos los casos de LLTA, lo cual corrobora su papel etiológico
primario en el desarrollo de la neoplasia; el receptor de células T (RCT) se
halla reordenado.
Al
contrario que el HTLV-I, se desconocen enfermedades oncológicas asociadas al HTLV-II habiéndose demostrado solamente
que este retrovirus podría estar vinculado a unos pocos casos de síndromes
linfoproliferativos.

Aunque
casi todos los individuos infectados permanecen asintomático, el impacto de la
infección viral en áreas endémicas es significativo porque el HTLV-I es el agente etiológico de dos
condiciones bien definidas:
-Leucemia/linfoma de células t del
adulto (ATLL): La relación entre el HTLV-1 y ATLL fue identificada al
aislarse el virus integrado en células neoplásicas 1,2, 4. ATLL es clásicamente
una forma de leucemia de curso agudo con pobre espuesta a quimioterapia que
afecta principalmente a varones entre los 50 y 60 años, aunque en otras áreas
el promedio de edad es menor. Se han descrito también formas menos agresivas
cuyo comportamiento clínico semeja el de un linfoma, de curso más bien crónico y
con compromiso dérmico extenso.
En áreas hiperendémicas de Japón, el riesgo estimado de desarrollar ATLL es entre 2 y 4%, mientras que en Jamaica el riesgo es 4% para aquellos que hubiesen adquirido la infección antes de los 20 años. Se postula que estas diferencias podrían estar relacionadas con la vía de transmisión. En el Perú, se estima que 10% de los casos de linfoma no Hodgkin están asociados con HTLV-1.
En áreas hiperendémicas de Japón, el riesgo estimado de desarrollar ATLL es entre 2 y 4%, mientras que en Jamaica el riesgo es 4% para aquellos que hubiesen adquirido la infección antes de los 20 años. Se postula que estas diferencias podrían estar relacionadas con la vía de transmisión. En el Perú, se estima que 10% de los casos de linfoma no Hodgkin están asociados con HTLV-1.
-Paraparesia
espástica tropical (PET):
El término PET fue propuesto en 1969 para describir un cuadro neurológico
de etiología entonces desconocida, observado inicialmente en áreas tropicales y
caracterizadas por paraparesia crónica progresiva. En 1985, se reconoció la
asociación entre dicha entidad clínica y la infección por HTLV-1, proponiéndose
posteriormente como nueva denominación «mielopatía asociada a
HTLV-1/paraparesia espástica tropical». En el Perú, los informes de casos de
PET asociada a HTLV-1 comenzaron a aparecer a fines de los años ochenta. A
diferencia de ATLL, PET suele presentarse con más frecuencia en mujeres. La
edad promedio al inicio de los síntomas es de 45 años y más de la mitad de los
pacientes han nacido o vivido en regiones andinas.
No todos los cuadros de PET (definidos de acuerdo con los criterios diagnósticos propuestos porla Organización Mundial de la Salud ) se asocian a HTLV-1.
La proporción varía de acuerdo con la región geográfica: en Colombia, esta
asociación se da en 87% de los pacientes con PET; en el Perú, en 55 a 65% de estos casos y en
México, menos de 1% de los casos de PET se asocian con HTLV-1 (J. Sotelo, datos
no publicados, Instituto Nacional de Neurología, Ciudad de México). Una de las
hipótesis más aceptadas establece que la patogénesis de PET se basa en
mecanismos inflamatorios. Se ha propuesto que múltiples citoquinas son
liberadas en respuesta a la presencia de proteínas virales en la superficie de
linfocitos infectados, lo cual genera inflamación crónica y daño tisular.
No todos los cuadros de PET (definidos de acuerdo con los criterios diagnósticos propuestos por
Este proceso
afectaría selectivamente la porción media dorsal de la médula espinal, dando
lugar a la aparición gradual y progresiva del cuadro de paraparesia simétrica
con signos de compromiso piramidal. En un estudio en el Perú en el que se
compararon los hallazgos neurológicos de trabajadoras sexuales con y sin
infección por HTLV-1, no se pudo distinguir a las mujeres infectadas basándose
en un examen neurológico clásico. Sin embargo, en la evaluación cuantitativa de
espasticidad, las mujeres seropositivas para HTLV-1 tuvieron niveles
significativamente mayores.
En
una minoría de casos, los síntomas neurológicos progresan rápidamente por
factores no del todo aclarados, entre los cuales se ha postulado la mayor edad
al inicio de los síntomas, los títulos mayores de anticuerpos contra HTLV-1 y
la carga proviral elevada. De acuerdo con un estudio peruano, 21,5% de los
pacientes con PET presentaron una progresión rápida, definida como pérdida de
la función motora antes de los dos años del inicio de los síntomas
neurológicos. En este estudio, la edad promedio al inicio de los síntomas de los
progresores rápidos fue mayor que la de los progresores lentos (52 años frente
a 44 años, respectivamente, p <0,001).
Los pacientes con PET presentan con frecuencia alteraciones del sistema genitourinario. En forma temprana, aparecen dificultades para iniciar la micción y en los casos más severos puede observarse retención urinaria e infecciones urinarias a repetición, siendo estas últimas un evento frecuente en la historia clínica de pacientes con PET.
Los pacientes con PET presentan con frecuencia alteraciones del sistema genitourinario. En forma temprana, aparecen dificultades para iniciar la micción y en los casos más severos puede observarse retención urinaria e infecciones urinarias a repetición, siendo estas últimas un evento frecuente en la historia clínica de pacientes con PET.
No
existe consenso en cuanto al mejor tratamiento para esta enfermedad. Se ha
informado que el uso prolongado de esteroides sistémicos ofrece un beneficio
marginal 75 y recientemente ha sido empleada, con relativo éxito, la
combinación de drogas antirretrovirales, como lamivudina y zidovudina. De
administrarse oportunamente, la combinación de corticosteroides, drogas
antirretrovirales y rehabilitación, podría mejorar considerablemente la calidad
de vida de los pacientes con PET, particularmente en los casos de progresión
rápida.
-Otras
enfermedades con probables mecanismos autoinmunes: Varios
informes describen la presencia de condiciones autoinmunes en pacientes con
HTLV-1 y en especial entre los pacientes coafectados con PET, entre ellas el
síndrome de Sjögren, uveítis, artritis, enfermedad de Behçet y tiroiditis.
Hasta
hace muy poco, el HTLV-II no se
había asociado claramente con alguna enfermedad específica. Hoy, es posible que
este virus sea también responsable de PET/MAH6 y de algunos cuadros
neurodegenerativos crónicos.
El
diagnostico de confirmación se realiza en sangre y en LCR al detectar
anticuerpos HTLV. Las pruebas son:
s ELISA
s Westerblot:
confirma los resultados reactivos de ELISA haciendo diferencia entre HTLV I y
II, detectando los anticuerpos
s Reacción en
cadena de polimerasa para detectar genoma viral; muestras positivas: los
resultados son Ac. tanto del gag (p24) como env (gp46) nativo o gp (61/67/68).
No
se ha establecido de forma concluyente un vínculo entre el HTLV-II y un tipo de
neoplasia humana. Tras su identificación en la línea celular, ha sido
documentada mediante ELISA una serología positiva para el HTLV-II en una
proporción de pacientes con leucemia de linfocitos granulares (LLG) así como,
mediante PCR, se han detectado secuencias de HTLV-II en las células de unos
pocos individuos con esta leucemia. Si bien, estudios posteriores aplicando
Western-blott no han confirmado la especificidad de los resultados serológicos
por ELISA hallándose patrones indeterminados. Asimismo, tampoco se ha podido
demostrar la integración clonal del HTLV-II en los linfocitos circulantes de
los pacientes con LLG. Por consiguiente, es muy probable que el HTLV-II no
juegue un papel etiológico importante en el desarrollo de la LLG y que tal vez estos
hallazgos sean el reflejo de una reacción y/o activación viral, aunque la
posibilidad de que otros retrovirus relacionados con el HTLV-II se hallen
involucrados en el desarrollo de esta leucemia no queda descartada.
a) DEFINICIÓN
El síndrome de Torch
es una infección materna que afecta al feto en gestación.
Este síndrome
corresponde a un conjunto de signos y síntomas que presenta el recién nacido
afectado por la infección congénita y que es producida por diversos agentes
etiológicos tanto virales como parasitarios y micóticos que se han agrupado en
la sigla TORCH. Esta sigla fue creada por Nehmias en 1971 para designar a este
grupo de agentes causales. Entre estos se cuentan: Toxoplasma gondii, virus
Rubéola, Citomegalovirus, virus Herpes simplex y Otros (virus hepatitis B y C,
retrovirus, enterovirus, adenovirus, treponema pallidum, M. Tuberculosis, virus
varicela-zoster, virus Epstein-Barr, parvovirus B19, virus de la
inmunodeficiencia humana, cándida, etc.)
b) FORMAS DE
INFECCIÓN NEONATAL
Existen diversas
formas por las que el agente etiológico accede al feto:
1-. Vía hematógena: El
microorganismo invade el torrente circulatorio materno, atraviesa la placenta y
a través de la sangre del cordón umbilical llega al feto.
2-. Vía canal del parto: El
microorganismo infecta el tracto genital de la madre y durante el parto el
recién nacido toma contacto con él.
3-. Vía ascendente: El
microorganismo infecta el tracto genital materno y asciende hasta la cavidad
intrauterina provocando corioamnionitis, rotura prematura de membranas e
infectando el feto.
c) PATOGENIA
La infección matera
por estos agentes puede llevar a diversas expresiones clínicas en el embrión o
en el feto. La severidad de la presentación del cuadro clínico va a depender de
la experiencia inmunológica previa del huésped en que claramente la
primoinfección es más grave que la reinfección o la reactivación de una
infección.
Por otro lado, la
precocidad de la infección con relación a la edad gestacional determina cuadros
clínicos más severos.
En líneas generales
se puede decir que el síndrome Torch se puede expresar de las siguientes
formas:
1. Reabsorción
embrionaria
2. Aborto
3. Infección
placentaria con infección fetal
4. Retardo del
crecimiento intrauterino con infección fetal
5. Parto prematuro
con infección fetal
6. Mortinato
7. Recién nacido
infectado sintomático
8. Recién nacido
infectado asintomático
A continuación
revisaremos los principales agentes involucrados.

A.- ETIOLOGÍA.
El agente etiológico es el toxoplasma gondii, que es un
parasito cocciodiano típico, relacionado con Plasmodium, Isospora y otros
miembros del filum Apicomplexa. Se trata de un parasito intracelular que se
encuentra en una amplia variedad de
animales, incluyendo aves, así como el hombre. Solo se conoce una especie y
parece existir poca variación entre las distintas cepas.
B.- EPIDEMIOLOGÍA.

Esta parasitosis afecta a mamíferos y aves.
Sus huéspedes definitivos son el gato y otros felinos, los que
elimina
heces
contaminadas con ooquístes del protozoo.
También se pueden infectar ovejas, cerdos y vacunos los
que tienen quistes en cerebro, miocardio y músculo esquelético.
Los humanos se infectan por vía
oral al consumir carne cruda o
mal cocida y al ingerir los oocitos
esporulados de las heces de los gatos que pueden contaminar agua y alimentos o
a través de la manipulación de las heces por vía mano-boca.
El feto se infecta por vía hematógena, cuando la madre
hace la primoinfección. Se ha descrito la vía parenteral que se presenta en
accidentes de laboratorio, transfusiones y en trasplante de órganos.
La toxoplasmosis tiene una distribución mundial, pero su
prevalencia en la población general depende de la edad, nivel socioeconómico,
distribución geográfica y hábitos higiénicos y culturales. En Estados Unidos la
prevalencia en población adulta en edad fértil es de 15- 50 % y en Chile es de
25 – 50 %. Sólo la primoinfección en embarazadas es capaz de producir
toxoplasmosis congénita y su incidencia es de 0,1 a 1%. Del total de
embarazadas que hacen la primoinfección, un 30 – 50 % de ellas transmiten la
infección al feto.
Se estima que la incidencia de esta enfermedad congénita
sería de 1 por 1.000 recién nacidos vivos. Alrededor de 10 – 15% de estos casos
se producen durante el primer trimestre del embarazo, un 25% durante el segundo
trimestre y cerca del 60 % durante el tercer trimestre del embarazo. Esto es
muy importante dado que a menor edad gestacional de la infección el cuadro
clínico es de mayor severidad, sin embargo; la posibilidad de enfermar del feto
es menor a menor edad gestacional.
C.- CUADRO CLÌNICO
En la primoinfección se estima que el período de
incubación es de 7 días. Existe una presentación aguda y otra crónica La forma
aguda mayoritariamente es asintomático y algunos casos se presentan como
enfermedad generalizada con fiebre, astenia, adinamia, adenopatías, artralgias,
rush maculopapulares que duran aproximadamente 7 días. A veces, esta enfermedad
se puede presentar en forma localizada en un órgano determinado como la
variedad ganglionar, hematológica que es similar a la mononucleosis infecciosa,
neurológica con encefalitis, ocular con coriorretinitis, etc.
La forma crónica o recurrente se observa en aquellos
pacientes que después de haber hecho la primoinfección mantiene ooquístes intracelulares
por largo tiempo en algún órgano o tejido y por un desbalance inmunitario
huésped – parásito se produce la reactivación de los ooquístes con presentación
de sintomatología de tipo generalizada, fundamentalmente como encefalitis.
Si la infección se presenta en la primera mitad del
embarazo es posible que se produzca un aborto. Si se presenta durante la
segunda mitad del embarazo, el feto desarrolla una infección generalizada con
meningoencefalitis que lleva al recién nacido a presentar signología
neurológica y oftálmica. Los recién nacidos infectados pueden nacer
asintomáticos en un 30 a
80 % de los casos, pero pueden desarrollar posteriormente la forma neurológica
u ocular con coriorretinitis.
Los síntomas pueden aparecer tan tardíamente como en la
adolescencia o en la vida adulta. Los recién nacidos infectados (20 – 40 % de
los casos) durante la segunda mitad del embarazo o en el período periparto
pueden presentar diversas formas clínicas como hepatoesplenomegalia,
linfadenopatía generalizada, ictericia, trombocitopenia, exantema
maculopapular.
En el período fetal al presentarse meningoencefalitis
puede llevar al recién nacido a desarrollar hidrocefália, microcefalia,
convulsiones, síndrome tembloroso y corioretinitis. Es característico el desarrollo
de calcificaciones cerebrales. Estos niños sintomáticos pueden presentar varias
de estas manifestaciones clínicas, siendo muy severas y llevándolos a la muerte
rápidamente. Los pacientes que sobreviven lo hacen con secuelas importantes
como retardo mental, trastornos del aprendizaje, síndrome convulsivo y ceguera.
Según estudios estadounidenses un tercio de los recién
nacidos enfermos hacen la presentación más severa con compromiso neurológico y
ocular, y el resto presenta un cuadro de moderada intensidad con cicatrices
retineales y calcificaciones intracraneanas.
D.- DIAGNÓSTICO
Se puede realizar el aislamiento directo del parásito en
el interior de diversos tejidos, pero esto es técnicamente muy laborioso y en
la práctica no se realiza. La técnica de diagnóstico habitualmente utilizada es
la detección indirecta del parásito por medio de determinaciones serológicas.
En la primoinfección de la mujer embarazada se utiliza la detección de IgM
específica, la que aparece 3 - 5 días después de la infección y se mantiene
positiva por semanas y a veces por meses. Esta inmunoglobulina se puede
detectar por medio de inmunofluorescencia indirecta (IFI) con sensibilidad de
25 % o por ELISA con sensibilidad de 75%. También debe determinarse la IgG específica, la que
alcanzan los niveles más altos alrededor de los 2 meses después de la infección
y permanece presente por años. Se utiliza la técnica de Sabin – Feldman
(detecta IgG e IgM) o la IFI
para IgG. Debe realizarse una curva de seroconversión de esta IgG (al menos 2
muestra separadas por 15 días) dado que una muestra aislada puede indicar la
presencia del anticuerpo pero no indica si esto corresponde a una infección
reciente. Para hacer un diagnóstico antenatal de toxoplasmosis congénita
se puede tomar muestras de sangre fetal de cordón (cordocentesis) e identificar
IgM fetal e IgG o intentar aislar el parásito en muestra de líquido amniótico a
través de la técnica de PCR (reacción en cadena de la polimerasa) que se aplica
al ADN del toxoplasma encontrado. Esta técnica es de alta sensibilidad y
especificidad y en casos de sospecha debería repetirse cada 2 semanas. En el
momento del parto, frente a la sospecha de infección congénita, debe realizarse
cultivo de tejido placentario.
En el recién nacido en el que se
sospecha la infección debe detectarse la
IgG por IFI o por Sabin-Feldman. Esta Ig específica del
recién nacido se hace positiva a los 15 días de vida y se puede mantener
positiva por años. Debe diferenciarse de IgG materna (que atraviesa la barrera
transplacentaria) por lo que debe compararse los títulos de dilución del suero
de la madre con los del niño. Una relación 4 veces mayor en el niño es
indicadora de infección congénita. Además debe hacerse una curva de ascenso del
anticuerpo con al menos dos muestras separadas por 15 días. La Ig M en el neonato infectado
es positiva a los 14 días de nacido, con un máximo al mes y luego se mantiene
positiva hasta los 6 meses de vida. Se detecta por los métodos IFI y ELISA,
siendo este último el de mayor rendimiento. Es importante recalcar que al hacer
el diagnóstico serológico de la infección debe basarse en al menos dos
parámetros diferentes (IgG e IgM) para ser confiables.
Como diagnóstico clínico de las complicaciones
neurológicas están los exámenes por imágenes (ecografía, TAC, RNM) y el
análisis del líquido cefalorraquídeo que muestra aumento de las proteínas y se
puede detectar la presencia del parásito por técnica de PCR. El diagnóstico del
compromiso ocular debe realizarse por examen clínico y fondo de ojo hecho por
especialistas.
a) Métodos
Indirectos
Los anfígenos que estimulan al sistema inmunitario del
hospedador son componentes de la membrana o del citoplasma de T.gondii. Los anticuerpos producidos
frente a los antígenos de membrana se detectan más precozmente y son
indicadores más fiables de infección aguda. Las pruebas de Sabin-Feldman,
inmunofluorescencia indirecta (IFI), microaglutinación e ISAGA (Inmunosorbent
Agglutination Assay) utilizan taquizoitos completos, por lo tanto anfígenos de
membrana. Las técnicas de hemoaglutinación indirecta, fijación de complemento y
ELISA utilizan antígenos que resultan de la rotura de los toxoplasmas, se trata
de una mezcla de antígenos citoplásmicos y de membrana.
Prueba de Sabin – Feldman (Dye test): es la técnica
de referencia en el diagnostico de toxoplasmosis. Utiliza como antígeno
taquizoiditos de T.gondii vivos, que se tiñen por un colorante vital, azul de
metileno. Cuando los toxoplasmas se ponen en contacto con el suero del
paciente, si existen anticuerpos específicos se unen a la superficie del
protozoo y fijan el complemento. El resultado es la lisis de lo toxoplasmas,
que se manifiesta porque ya no se tiñen por el azul de metileno. El resultado
positivo se puede expresar en unidades internacionales, utilizando un suero
patrón de la OMS.
Esta técnica es muy sensible y especifica. Detecta
principalmente IgG. Se hace positiva una o dos semanas después del inicio de la
infección. La tasa de anticuerpos se eleva hasta alcanzar un nivel máximo a las
6 u 8 semanas, después desciende lentamente, y puede persistir positiva a
títulos bajos prácticamente toda la vida. Algunos pacientes mantienen títulos
elevados durante años.
Inmunofluorescencia indirecta (IFI): es una
técnica más sencilla de realizar, utiliza toxoplasmas muertos, fijados en
portaobjetos. Permite detectar diferentes clases de anticuerpos. En la detección
de IgG específica los resultados obtenidos son comparables a los comentados
para la prueba de referencia. La lectura visual al microscopio de fluorescencia
introduce cierto grado de subjetividad en los resultados.
Microaglutinación: emplea como
antígenos trofozoito conservados en formol. La técnica se realiza en
microplaca. Es sencilla y útil para el tamizado rutinario de gran numero de
sueros. En la técnica de aglutinación diferencial se comparan los resultados
obtenidos en una reacción de aglutinación que utiliza como antigeno taquizoitos
formulados, con otra en la que se emplean taquizoitos fijados con acetona.
Estos resultados conservan antígenos específicos, reconocidos por IgG que
aparecen precozmente en la infección de toxoplasma.
ELIZA (Enzyme Linked Inmunosorbent Assay): son muy
sensibles y especificas, se pueden automatizar y ofrecen numerosas
posibilidades diagnosticas. Permiten la detección de las diferentes clases de
inmunoglobulinas, determinar el grado de avidez de la reacción e incluso la
búsqueda de antígenos solubles citoplásmicos y de membrana que se fijan a un
soporte sólido. Se detectan antígenos a partir de la 2ª y 3ª semana de la
infección.
Los anticuerpos específicos de la clase IgM aparecen
precozmente, a la semana de la infección, se elevan rápidamente alcanzando el
nivel máximo aproximadamente al mes y luego descienden para desaparecer varios
meses. Esta evolución es la que ha hecho que sean útiles para el diagnostico de
infecciones agudas.
Tradicionalmente la técnica de referencia para la detección
de IgM especifica ha sido la prueba de
Rimongton, que es una técnica de IFI, los inconvenientes de esta técnica son:
que aparecen falsos positivos por la presencia de factor reumatoideo o de
anticuerpos IgM naturales en el suero, y falsos negativos, en e sueros con
títulos elevados de IgG por competición entre ambas clases de inmunoglobulinas.
Estos problemas se han resuelto con los métodos que se
basan en la inmunocaptura de las IgM. Son principalmente dos, ELISA doble
sándwich IgM e ISAGA. La primera es una técnica inmunoenzimatica que utiliza
antígenos solubles. La segunda emplea antígenos articulados, trofozoito
completos de T. gondii, que aglutinan al unirse a la IgM especificas capturadas.
La inmunoglobulina A específica es otro marcador
serológico de infección aguda. Se detecta por ELISA o ISAGA. La evolución es
paralela a la de las IgM específicas.
Por las mismas técnicas se puede determinar IgE
especificas que parecen persistir menos tiempo que IgM e IgA, por lo que pueden
se un buen marcador de infección aguda que complementa a los citados.
MARCADORES VIRALES:
TECNICAS
|
|
ANTIGENO UTILIZADO
|
Ac DETECTADO
|
Dye - test
AD
IFI
FC
HAI
Látex
ELISA
ELISA avidez
|
|
Trofozoitos vivos
Trofozoitos fijados
Trofozoitos fijados
Trofozoitos lisados
Trofozoitos lisados
Trofozoitos lisados
Ags citoplasmáticos y de membrana
Ags de membrana
|
IgG+ IgM
IgG+ IgM
IgG o IgM
IgG+ IgM
IgG+ IgM
IgG+ IgM
IgG, IgM o IgA (según conjugado enzimático)
IgG
|

GESTACIÓN
|
IgG
|
INTERPRETACIÓN
|
No embarazo
|
Negativa
Positiva
|
Control primer mes de gestación
Inmune
|
Primer mes
|
Negativa
Positiva
|
No inmune. Susceptible. Seguimiento.
Posibilidad de infección
No otras pruebas. Riesgo mínimo. No
tratamiento
|
Segundo mes
|
Negativa
Positiva
|
No inmune. Susceptible. Seguimiento.
Posibilidad de infección
No otras pruebas. Riesgo mínimo. No
tratamiento
|
Tercer mes
|
Negativa
Positiva
|
No inmune. Susceptible. Seguimiento.
Posibilidad de infección
Segunda muestra: estable, no tratamiento.
Aumento, posible infección reciente. Estudio de IgM, IgA, avidez-IgG.
Tratamiento. Ecografías
|
Cuarto mes
|
Negativa
Positiva
|
No inmune. Susceptible. Seguimiento
Títulos bajos, medios. 2da muestra: IgG
estable>inmune. IgG en aumento>titular IgM: negativa>inmune.
Positiva>posible infección reciente. Tratamiento, ecografías.
|
Controles
|
Negativa a
Positiva
|
Infección reciente. IgM. IgA, avidez-IgG.
Ecografías. o tratamiento
|
E.- TRATAMIENTO
Es una enfermedad infecciosa que no requiere medidas de
aislamiento especial. El tratamiento de la toxoplasmosis se realiza
fundamentalmente con antibióticos que no son esterilizantes y solamente acorta
la fase de multiplicación rápida del parásito. En la embarazada se usa
espiromicina para evitar la infección vertical.
La dosis es de 1gr cada 8 horas. En la embarazada con
feto infectado se usa un esquema de espiramicina alternado con
pirimetamina-sulfadiazina.
Los recién nacidos infectados; tanto enfermos como los
asintomáticos; deben tratarse lo más precozmente posible con pirametamina y
sulfadiazina por 1 año. La pirametamina se administra 1 mg/k/d por 2 meses y se
continúa con 1 mg/k/d cada 2 días por 10 meses. La sulfadiazina se administra a
razón de 100 mg / k / d dividido en dos dosis por 12 meses. Estos dos
antibióticos actúan en forma sinérgica. La pirametamina es inhibidor del ácido
fólico por lo que puede producir aplasia medular con plaquetopenia, neutropenia
y anemia megaloblástica. Por este motivo estos pacientes deben suplirse con
ácido fólico oral o EV con dosis de 5-10 mg/d 2-3 veces por semana. Además, se
debe controlar a estos pacientes con hemogramas cada 15 días durante todo el
tiempo que estén en tratamiento. En los pacientes con compromiso del sistema
nervioso central se adiciona al tratamiento con antibióticos el uso de
corticoides sistémicos. El compromiso ocular se trata con
clindamicina-sulfadiazina o con espiramicina sola. Cuando la enfermedad ocular
se hace progresiva con compromiso de mácula se agrega corticoide EV (prednisona
1mg/k/d). También puede usarse fotocoagulación o vitréctomía. Debe controlarse
con oftalmólogo cada 3 meses durante el primer año y luego 1 vez al año.
F.- PRONÓSTICO
El pronóstico de la primoinfección es benigno. En el recién
nacido infectado el pronóstico dependerá en gran medida de un diagnóstico y
tratamiento lo más precoz posible. La hidrocefalia es una secuela de la
meningoencefalitis y por lo tanto no presenta una gran mejoría con el
tratamiento médico. Las secuelas están determinadas fundamentalmente por el
daño cerebral que puede evolucionar como retardo mental u otras deficiencias
neurológicas, sordera o síndrome convulsivo. El compromiso ocular presenta como
secuela déficit visuales en distinto grado pudiendo llegar a la pérdida total
de visión del globo ocular afectado y si el compromiso es bilateral puede
llevar a la ceguera del paciente.
G.-PREVENCIÓN
Debe reforzarse el lavado de alimentos naturales que
puedan contaminarse con tierra que contenga ooquístes de deposición de gato.
Sólo debe usarse agua potable y no ingerir carne cruda. No se deben manipular
deposiciones de gato y estas deben eliminarse cada 24 h dado que el ooquístes
es infectante sólo 48 h después de eliminado en la deposición. Debe evitarse la
infección del gato doméstico impidiendo que cace ratones y que coma carne
cruda. Debe alimentarse solamente con comida especial de gato. Para prevenir la
toxoplasmosis congénita debe identificarse a las mujeres embarazadas
susceptibles y reforzar las medidas de prevención y en aquellas que se infecten
realizar el tratamiento con espiramicina lo más precozmente posible.
A.-ETIOLOGÍA
La rubéola es una enfermedad infecciosa originada por el
virus rubéola, perteneciente a la familia Togaviridae. Es un virus ARN con un
sólo tipo de antígeno.

B.-PATOGENIA
Infección postnatal: El virus
penetra por el epitelio nasofaríngeo, se produce una infección local con
multiplicación viral e invasión del tejido ganglionar regional. Durante los
primeros tres a seis días de la infección hay replicación viral en la
nasofaringe y en el tejido ganglionar (síntomas catarrales); posteriormente
ocurre una viremia que puede durar entre seis y veinte días, durante la que se
establece la infección en piel, sistema retículo endotelial, hígado, riñón,
sistema nervioso central, etc. (exantema y síntomas generales).
Los elementos patológicos más importantes son edema del
tejido ganglionar, hiperplasia de células reticulares, cuerpos de inclusión en
células epiteliales, células sinsiales gigantes y necrosis focales. En el
compromiso encefálico se produce daño difuso y exudado perivascular
mononuclear. En el compromiso sinovial se observa exudado fibrinopurulento con
hiperplasia de células sinoviales y aparición de linfocitos.
Infección fetal: En la rubéola
congénita se produce viremia materna que da lugar a infección placentaria y a
la consiguiente viremia fetal que afecta los órganos que están en plena
génesis. El mecanismo de daño estaría dado por una detención de las mitosis y gran
número de roturas cromosómicas llevando a daño celular difuso y detención del
desarrollo de éstas con hipoplasia de los órganos afectados, retardo del
crecimiento y muerte fetal. Se puede presentar meningoencefalitis crónica con
degeneración vascular encefálica, lesiones isquémicas y retardo de la
mielinización del SNC.
En el globo ocular se presenta catarata, licuefacción
cortical, necrosis del cuerpo ciliar, iridociclitis y pigmentación posterior de
la retina. En el oído se produce hemorragia coclear con necrosis epitelial,
degeneración saculococlear, inflamación de la Stría Vascularis ,
adherencias en las membranas de Reissner y la tectorial y atrofia del órgano de
Corti. A nivel cardiaco se presenta persistencia del ductus arterioso,
estenosis de la arteria pulmonar, defectos del tabique interauricular e
interventricular y miocarditis. En el territorio pulmonar se puede presentar
neumonía intersticial crónica. En la piel se produce edema de papila, púrpura
con áreas focales de eritropoyesis o un rush reticulado crónico. Otros órganos
comprometidos son el hígado con hialinización y ectasia biliar; los huesos con
disminución de osteoblastos y osteoclastos y los músculos con anomalías focales
múltiples. En el territorio hematológico se manifiesta por trombocitopenia,
disminución de megacariocitos, fibrosis ganglionar y esplénica.
En el ámbito inmunológico se observa disgamaglobulinemia
con disminución de la IgG
e IgA y aumento de la IgM.
C.-EPIDEMIOLOGÍA
Es una enfermedad diseminada por todo el mundo, con
epidemias localizadas a intervalos regulares. Es de alta contagiosidad y la
infección primaria otorga inmunidad de por vida. El hombre es el único
reservorio del virus y fuente de infección. La rubéola postnatal se transmite
por vía aérea o por contacto directo con secreciones nasofaríngeas. Las mujeres
chilenas en edad fértil tienen títulos de anticuerpo protectores positivos en
más de 90% de los casos. La infección subclínica es la presentación clínica más
frecuente en un 25 - 50% de los casos.
El período de incubación dura 18 ± 3 días. El período de
contagio comienza con el período de incubación hasta 5 días después de iniciado
el período exantemático. La infección se puede transmitir al feto durante todo
el embarazo, pero el riesgo de malformaciones congénitas va disminuyendo a
medida que progresa la gestación y puede ocurrir sólo hasta las 16 semanas de
edad gestacional. Si se produce la infección en el primer trimestre del
embarazo el compromiso fetal puede ser más del 50% de los casos, especialmente
si ocurre antes de las 4 semanas de gestación.. Entre la 5° y 8° semanas de
embarazo el riesgo de malformaciones congénitas alcanza un 40-50% y entre la 9°
y 12° semana el riesgo es de un 30-40%. Entre la semana 13 y 16 el riesgo de
malformaciones decrece al 16%. Se produce compromiso de distintos órganos y
persistencia del virus hasta en nacimiento, encontrándose en la faringe, recto
y orina del recién nacido.
En la rubéola congénita el recién nacido afectado puede
excretar el virus por más de un año. En la población adulta joven vacunada se
presenta un 10 - 20 % de susceptibilidad que es similar a lo encontrado en
poblaciones similares no vacunadas.
D.-CUADRO CLÍNICO
Rubéola postnatal: El período
prodrómico se caracteriza por fiebre baja, rinitis, cefalea, odinofagia y
moderado compromiso del estado general.
En el período de estado se presentan adenopatías grandes
especialmente suboccipitales, cervicales y retroauriculares, exantema
eritamatoso maculopapular poco confluente que se inicia en el rostro que se
generaliza (período exantemático), exantema, faringitis y conjuntivitis leve.
Este período dura 3-5 días.
Este cuadro se puede complicar con poliartritis de mano (
lo más frecuente), con encefalitis que es excepcional, trombosis de la arteria
carotídea, neuritis óptica mielitis, síndrome de Guillain- Barré, púrpura
trombocitopénico, miocarditis y pericarditis todas de muy baja incidencia.
Rubéola congénita: La infección
intrauterina puede dar origen a un recién nacido vivo sano o con bajo peso de
nacimiento o con manifestaciones de infección, con malformaciones congénitas,
mortinato o aborto espontáneo.
El recién nacido infectado presenta RCIU,
hepatoesplenomegalia, púrpura trombopénico, anemia hemolítica, ictericia,
lesiones a nivel del cartílago y epífisis en el hueso, alteración del líquido
cefalorraquídeo y un cuadro de sepsis grave. En el sistema nervioso central
puede presentar microcefalia y meningoencefalitis crónica con retardo mental. A
nivel ocular presenta coriorretinitis pigmentaria, cataratas y glaucoma, en
orden de frecuencia, también puede presentar microoftalmia. Se observa
cardiopatías congénitas como DAP, coartación aórtica, estenosis de la arteria
pulmonar, CIA, CIV y a nivel auditivo sordera sensorioneural. El síndrome de
rubéola congénita se asocia a manifestaciones de presentación tardía como
retraso del desarrollo psicomotor, tiroiditis, diabetes mellitus y
panencefalitis subesclerosante subaguda.
E.-DIAGNÓSTICO
CLÌNICO
La clínica es muy inespecífica, tanto en la rubéola
postnatal como en la congénita, por lo tanto, sólo los estudios de laboratorio
nos darán un diagnóstico de certeza.
Lo mas frecuente es realizar el diagnostico serológico,
es decir, demostrar la presencia de anticuerpos frente al virus en los sueros.
Ello se hace por distintas de técnicas; las mas utilizadas fueron siempre la
inhibición de hemaglutinacion (IH), y la
fijación del complemento (FC), pero hoy en día es de uso casi universal el
inmunoensayo (ELIZA), por su mejor sensibilidad, especificidad y fácil
automatización: además permite la búsqueda tanto de las IgG como las de IgM.
Tres situaciones diagnosticas se presentan en la clínica:
a) Demostración de estado inmunitario: se comprueba
porque existe un titulo de anticuerpos IgG por Elisa, igual o superior a 1/10 ó
10UI, que demuestra una infección anterior si el resultado es negativo, y se
trata de una mujer en edad fértil, es recomendable la vacunación, asegurándose
siempre de que en los tres meses siguientes no exista la posibilidad de un
embarazo. Si el resultado es negativo en una embarazada, se le debe avisar del
peligro en un contagio, y vacunarla después del parto.
b) Diagnóstico de rubéola en una embarazada: que ha
tenido un contacto con un caso clínico de rubéola en el primer trimestre de la gestación, se
practicara un estudio serológico dentro
de los 7 días siguientes al contacto sospechoso; si es positiva, indica
inmunidad anterior, pero si es negativa o a bajo titulo, se debe repetir a las
3-4 semanas. Si continua siendo negativa, o con el mismo titulo bajo, indica
que no hubo contagio, aunque se puede repetir una tercera determinación; si se
detectan entonces anticuerpos, cuadriplicaciones del titulo o son de tipo IgM
es señal de seroconversión.
Si la primera muestra fuera tomada tardíamente la detección
de anticuerpos IgM demostrara que la mujer se ha infectado, pero los títulos
bajos de IgG indicaran infección antigua.
En estos últimos años se ha podido observar que la
presencia de IgM no siempre es indicativa de infección aguda reciente, ya que
pueden persistir hasta un año, apareciendo en el curso de reinfecciones,
después de un contagio natural, o por vacuna, e incluso se ha comprobado que
pueden tratarse de falsos positivos debido a la presencia del factor
reumatoideo o sustancias similares. Además de que en algunos casos de
primoinfeccion se ha demostrado la ausencia de IgM.
Por todo ello se están estudiando nuevos marcadores
serológicos del diagnostico de infección activada por este virus; entre ellos,
la detección de anticuerpos de clase IgA, y la demostración de la presencia de
anticuerpos de baja avidez. Se ha encontrado una alta rentabilidad al uso de la IgA sérica, detectada por
anticuerpos monoclonados, como marcador de primoinfeccion. Así mismo la
detección de anticuerpos IgG de baja avidez es de extraordinaria utilidad en
primoinfecciones (usando dietilamina como desnaturalizante de la uniones de
Ag-Ac), y en reinfecciones (usando la urea9, lo que mejora la sensibilidad, y
lo que es mucho mas importante, la especificidad.
c) Diagnostico de rubéola congénita en el
recién nacido: en el niño hay anticuerpos pasivos de la madre (IgG), que
desaparecerán a los 6 meses de vida por ello el diagnostico se basara en la
demostración de anticuerpos IgM específicos, o en la persistencia o aumento de la IgG.
La muestra de sangre de cordón (cordocentesis) o
detección del RNA del virus en biopsia de vellosidades coriales servirá para el
diagnostico.
Se puede lograr aislamiento del virus desde secreción
faríngea (frotis), sangre, orina y líquido cefalorraquídeo, sin embargo, el
método es caro y engorroso. Se puede detectar la IgM específica que al ser positivos indican
infección reciente o congénita en el recién nacido. La muestra de sangre en el
neonato puede ser obtenida de cordón y es sugerente de infección intrauterina
valores mayores a 20 mg / dl. Las pruebas serológicas para detectar IgG
específica son útiles con sueros pareados; con al menos 15 días de diferencia
(fase aguda y convaleciente). Un título cuatro veces mayor del convaleciente
sobre el de la fase aguda indica infección congénita.
Se puede detectar la IgM específica que al ser positivos indican
infección congénita en el recién nacido. La muestra de sangre en el recién
nacido puede ser obtenida de cordón y es sugerente de infección intrauterina
valores mayores a 20 mg / dl.
MARCADORES VIRALES:


F.-TRATAMIENTO
Sólo sintomático en el caso de la rubéola postnatal. Para
la rubéola congénita no hay tratamiento y sólo disponemos de medidas de sostén.
G.-PRONÓSTICO
La rubéola postnatal es de buen pronóstico, salvo en las
que presentan complicación neurológica o en pacientes inmunodeprimidos. En la
rubéola congénita, el pronóstico dependerá de la intensidad del compromiso
clínico inicial y posteriormente de la calidad y grado de las secuelas.
H.-PREVENCIÓN
En la población general, sólo se necesita aislamiento del
caso por siete días después de iniciado el período exantemático. A los recién
nacidos y lactantes con rubéola congénita se les considera contagiosos hasta un
año de edad o hasta obtener tres cultivos faríngeos y de orina negativas
después de los tres meses de edad. Frente a una mujer embarazada que toma
contacto con un paciente infectado, lo primero que debe realizarse es la
determinación de la susceptibilidad de ella. Esto se realiza al determinar lo
antes posible la IgG
que si es positiva indica infección antigua, por el contrario, si la IgG es negativa indica
susceptibilidad frente a la enfermedad.
Si una embarazada susceptible se expone al caso debe
detectarse la seroconversión con IgG 4-8 semanas después del contacto. Si es positiva y en
ascenso, la paciente se ha infectado y existe riesgo de infección fetal.
Si una mujer embarazada presenta un exantema sugerente
debe medirse la IgM
(se positiviza al 5° día post exantema) específica y la seroconversión de IgG.
De ser positivas existe riesgo de infección fetal.
La vacuna que se utiliza en Chile confiere inmunidad en
98% de los casos por largo tiempo (10 - 20 años). No debe administrarse en
mujeres con embarazos menores a tres meses, aunque no se ha descrito rubéola
congénita en los casos accidentales en que se ha colocado.
A.-ETIOLOGÍA
El citomegalovirus (CMV) o virus de inclusión
citomegálica es un herpesvirus, con ADN. Es parásito exclusivo del humano. Se conoce un solo serotipo, pero varía en el ADN de cepa a cepa. La infección celular produce un efecto
citopatológico caracterizado por inclusión basófila rodeada por un halo
claro en el interior del núcleo celular lo que se ha denominado “ojo de lechuza
o búho” y se observa una inclusión eosinofílica citoplasmática que generalmente
se ubica en la región paranuclear. Su material genético es el ADN, el que
incorpora al genoma de la célula huésped, lo que determina la posibilidad de
latencia del virus. En nuestra población está ampliamente difundido,
encontrándose que en adultos la tasa de anticuerpos contra CMV es de 97% en
población de bajos ingresos y de 85% en la de nivel socioeconómico medio.
B.-PATOGENIA
La infección es crónica y sistémica. La puerta de entrada
depende del mecanismo de contagio. Se describen tres etapas:
1-. Aguda: Es la etapa inicial,
productiva y citolítica, en donde la replicación viral produce muerte celular.
Afecta de preferencia al pulmón, hígado y riñón siendo frecuentemente
asintomático. En pacientes inmunodeprimidos o con sistema inmune inmaduro (feto
o recién nacido) puede ser sintomático. El virus se multiplica en los
epitelios, estimulando la fusión de células vecinas en células gigantes;
aparecen inclusiones basófilas que deforman el núcleo, ricas en ADN viral
(células en ojo de búho). Posteriormente se produce la lisis celular,
liberándose grandes cantidades de CMV al exterior. En esta etapa, el virus se
puede cultivar en leucocitos, orina, saliva, secreción cervicouterina, semen, lágrima,
leche materna y deposiciones. Esta excreción puede durar meses. En 2 ó 3
semanas se detecta en la sangre IgM e IgG específicas que no tienen carácter
protectivo contra reinfecciones ni reactivación. La infección fetal, por
inmadurez inmunológica, es crónica persistente.
2-. Latente: En esta etapa el
virus no se replica y se observa el ADN en el interior de algunas células como
linfocitos T ayudadores y supresores. Los cultivos virales en tejidos son
negativos. Es un período asintomático.
3. - Reactivación: En períodos
de inmunosupresión o por efecto hormonal (embarazo, puerperio) se reactiva el
virus que se replica con excreción en secreciones y a veces se puede aislar en
sangre. Esta etapa puede ser sintomática o asintomática.
C.-EPIDEMIOLOGÍA
Es un virus ampliamente difundido en todo el mundo, entre
el 30 y 100 % de los adultos son seropositivos. Es máximo en países pobres y en
grupos de bajo nivel socioeconómico y mayor hacinamiento. Su adquisición es
precoz en estas condiciones, de manera que en edad fértil un 70 a 80 % de las mujeres son
seropositivas. En Chile, el grupo de mujeres en edad fértil seronegativas va
desde un 5% en nivel socioeconómico bajo a un 50% en niveles altos. Un mismo
paciente se puede infectar sucesivamente con varios genotipos, por lo tanto,
puede haber reinfección y reactivación de ésta enfermedad.
Existen
distintas vías de transmisión:
1-. Vertical: Puede presentarse
infección intrauterina por vía transplacentaria, en el momento del parto
(connatal) por vía genital, ya que un 15 – 30 % de las mujeres embarazadas
excretan CMV por orina o por secreción cervicouterina. En el período de recién
nacido (neonatal) puede transmitirse el virus por lactancia materna.
Del total de mujeres seronegativas que se embarazan, un 3
- 5% adquieren la infección durante éste. En las mujeres seropositivas a CMV,
la infección se reactiva en un 10% durante el embarazo. Si la mujer adquiere la
primoinfección durante el embarazo, el riesgo de infectar al feto es de un 50%,
lo que disminuye bastante (1-10%) si se trata de una reinfección o reactivación
viral y se cree que la protección fetal, en estos casos, estaría dada por la
existencia previa de anticuerpos maternos los que serían transmitidos al feto
durante la gestación. Un 10% de los recién nacidos infectados presentan
síntomas al nacer con una letalidad de 10- 20%. De los neonatos infectados
asintomáticos (90%), un 15% de ellos presentan secuelas neurológicas tardías.
En el caso de ser infectados por reactivación del CMV durante el embarazo, éstos
nacen asintomáticos y desarrollan secuelas en un 5-10% de los casos. Del total
de recién nacidos, un 0,5 -2 % excretan virus por orina desde la primera semana
de vida.
2-. Post natal: Dado por el contacto
con saliva, orina, transfusiones de sangre y hemoderivados, por diálisis,
circulación extracorporea, transplante de órganos, leche humana y vía sexual
dado por la contaminación de semen y secreción cervicouterina.
D.-CUADRO CLÌNICO
El estado inmunitario y la edad del paciente determinan
la severidad del cuadro clínico y sus complicaciones. Primo infección en el
niño mayor o adulto: Solo un 5% de los casos son sintomáticos. Se presenta como
un síndrome de mononucleosis, pero se diferencia del producido por el virus
Ebstein- Barr por presentar un cuadro febril más prolongado de 3 a 6 semanas, faringitis no
exudativa y un hemograma no característico. Tanto los pacientes asintomáticos
como los sintomáticos pueden excretar el virus por secreciones corporales u
orina por meses siendo infectantes y diseminando la enfermedad ampliamente. La
presentación sintomática es más frecuente y severa en los pacientes con
inmunodepresión primaria o secundaria, neoplasias, transplante de órganos,
desnutridos, operados con circulación extracorporea y receptores de transfusiones
masivas o frecuentes.
Infección intrauterina: Es la
infección viral fetal más frecuente (1-2% de los recién nacidos vivos). Se
produce una viremia materna que infecta la placenta y al feto. Si la infección
materna es muy precoz durante el embarazo desencadenará un aborto o un parto
prematuro en un 20% de los casos. Si es más tardía la infección puede llevar a
un recién nacido enfermo, lo que se presenta en el 5 - 10% de los neonatos
infectados. Mientras más precoz es la infección durante el embarazo, el cuadro
clínico será más severo.
Este cuadro se caracteriza por RCIU con un niño pequeño
para la edad gestacional, hepatoesplenomegalia, hepatitis, ictericia de
predominio directo, síndrome purpúrico, anemia hemolítica, microcefalia,
calcificaciones cerebrales periventriculares, coriorretinitis. Un 10 % de los
niños infectados pueden ser asintomáticos en el período neonatal y manifestar
sólo las secuelas neurológicas en forma tardía como retardo mental, ceguera y
sordera. Infección connatal y neonatal: La infección del recien nacido se
produce por contacto con secreción vaginal en el momento del parto o después de
él, al alimentarse con leche materna contaminada o tomar contacto con orina con
CMV de otro neonato.
En estos casos el neonato puede infectarse y ser
asintomático (70%), presentar enfermedad caracterizada por trombocitopenia,
neumonítis intersticial o hepatitis pero en general es más leve que el de la
infección intrauterina o presentar secuelas neurológicas tardías. Puede existir
primo infección por hemoderivados en el prematuro lo que se presenta como un
cuadro grave séptico con compromiso respiratorio, hepatitis, anemia y
linfocitosis.
Complicaciones: Pueden presentarse
en todas las formas clínicas y en toda edad. La más frecuente es la
insuficiencia respiratoria aguda que puede llevar a daño pulmonar crónico,
también pueden presentar complicaciones neurológicas como mielitis,
polirradiculitis, hipoacusia progresiva o ceguera, alteraciones del esmalte
dental y complicaciones hematológicas como púrpura trombopénico o anemia
hemolítica. Los recién nacidos que presentan hepatitis, trombocitopenia y
anemia hemolítica son los que evolucionan con la mayor letalidad (10-20%). En
los pacientes sometidos a transplante esta infección puede llevar a rechazo de
éste.
E.-DIAGNÓSTICO
El diagnóstico se basa en la clínica, el aislamiento del
virus y en las pruebas serológicas que orientan a su presencia. El diagnóstico
virológico se realiza por aislamiento del CMV en cultivo celular de orina,
saliva, secreción nasofaringea, leucocitos etc. Estas pruebas son positivas en
el paciente con primoinfección tanto congénita como adquirida, en la
reactivación y no diferencia entre infección y enfermedad.
En la primoinfección adquirida, el diagnóstico por
serología se realiza por detección de la
IgM específica, la que se mantiene positiva por 2 a 3 meses. La IgG específica vira de
negativa a positiva y ésta va aumentando sus títulos en el tiempo, sin embargo
esto no es diferente para primoinfección o reactivación. Frente a un caso
confirmado de primoinfección durante el embarazo se puede hacer diagnóstico
antenatal de la infección fetal tomando una muestra de líquido amniótico y
realizando aislamiento viral en cultivo celular con una sensibilidad del 80%,
sin embargo, el procedimiento no está exento de riesgos por lo que su utilidad
está cuestionada.
Se puede realizar cordocentesis para determinar IgM fetal
específica para CMV y así hacer un diagnóstico antenatal de la infección, pero
este procedimiento es invasivo y conlleva riesgos de pérdida fetal y la
sensibilidad del examen es muy variable (25-75%). Otro examen que se puede
realizar es la detección del ADN viral en líquido amniótico o sangre fetal con
técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), pero para la obtención de
la muestra se necesita métodos invasivos con riesgo fetal.
Se puede realizar un diagnóstico precoz con ecografías
seriadas que demuestren retardo del crecimiento intrauterino, microcefalia,
ventriculomegalia, hidrocefalia, calcificaciones cerebrales, oligoamnios,
polihidroamnios, hidrops fetal no inmune, ascitis fetal, derrame pleural o
pericardico, calcificaciones intrahepaticas o ileo pseudomeconial. En la
infección transplacentaria, el virus se replica en la placenta y permanece en
ella, de tal manera que una biopsia placentaria después del alumbramiento,
permitirá confirmar el diagnóstico.
El CMV tiene un período de incubación de 3 - 12 semanas y
por este motivo en el neonato con infección congénita los cultivos en orina son
positivos durante las primeras dos semanas de vida y en sangre el CMV se puede
aislar por largo tiempo. Debe tomarse muestra de líquido cefalorraquídeo para
hacer aislamiento viral y detección de ADN del virus por PCR. Se debe estudiar,
además, los cambios del líquido cefalorraquídeo con relación al contenido de
proteínas y leucocitos. Todo esto nos llevará al diagnóstico de severidad del
compromiso del SNC lo que estará en directa relación con el pronóstico.
La técnica de cultivo viral tradicional demora 10 días,
sin embargo, existe la técnica de shell vial (centrifugación y tinción de
cuerpos monoclonales) con resultados en un día con sensibilidad y especificidad
cercana al 100%. La biopsia hepática o pulmonar positiva para CMV es
diagnostico de certeza de enfermedad, sin embargo, es un método muy invasivo y
en la práctica sólo se realiza si debe hacerse alguna intervención quirúrgica o
en la autopsia. El diagnóstico serológico se realiza por la medición de IgM
específica en sangre. En el recién nacido si es positiva en la primera semana
de vida es indicativa de infección congénita, esta Ig se mantiene positiva por 3 a 6 meses. La IgG se mantiene positiva
durante toda la vida, pero no confiere inmunidad. La comparación de los valores
seriados maternos y del neonato no asegura infección congénita.
MARCADORES VIRALES:

F.-TRATAMIENTO
El medicamento que se utiliza es el ganciclovir que ha
resultado especialmente beneficioso en pacientes con inmunosupresión e
infección pulmonar. La experiencia médica es limitada en recién nacidos y se ha
visto mejoría clínica en las manifestaciones auditivas y oculares. Se ha
observado una disminución de la excreción del virus durante su administración.
La dosis sugerida es 6 mg/k cada 12 horas e.v. por 6 semanas. El ganciclovir
tiene efectos tóxicos en el recien nacido con neutropenia, trombocitopenia y
alteración de la función renal y se desconoce su efecto a largo plazo, por lo
que sólo debe usarse en aquellos neonatos gravemente enfermos.
G.-PRONÓSTICO
El pronóstico va a depender de la edad del paciente y de
su inmunocompetencia. En los pacientes infectados intrauterinamente el
pronóstico dependerá del grado de compromiso neurológico. Constituyen la
primera causa de retardo mental de origen prenatal y puede asociarse a ceguera,
sordera, epilepsia y alteraciones neuromusculares que ensombrecen el
pronóstico. En los pacientes inmucomprometidos esta infección puede ser fatal o
producir secuelas pulmonares invalidantes.
H.-PREVENCIÓN
En las unidades neonatales debe evitarse el uso de
transfusiones de hemoderivados de dadores seropositivos.
En poblaciones donde la prevalencia de la infección es
alta debe preservarse la sangre en glicerol que elimina las células infectadas
y luego desglicerolizarla o usar sangre sin leucocitos o congelarla previamente
con lo que se logra la lisis de los leucocitos infectados e inactivación del
virus. Estas son medidas de alto costo. El recién nacido infectado con CMV debe
hospitalizarse con técnicas de aislamiento universales, sólo requiriendo un
buen manejo de secreciones y lavado de manos para evitar la diseminación de la
infección.
A.-ETIOLOGÍA
El virus del herpes simple fue el primer herpes Virus humano reconocido. El nombre trepes deriva de una
palabra griega que significa serpentear. Las “calenturas” (herpes febril) fueron descritas en la
antigüedad y su etiología vírica se demostró en 1919.
Los dos tipos de VHS, 1 y 2, comparten muchas
características, entre ellas homología del ADN, determinantes antigénicos,
tropismo celular y síntomas de enfermedad. Sin embargo también se pueden
distinguir por diferencias en estas propiedades.

B.-EPIDEMIOLOGÍA
Este virus tiene una amplia distribución mundial. El
hombre es el único huésped natural. La infección se transmite por contacto
directo con las secreciones contaminadas. En el caso del virus simplex tipo 1,
las secreciones orales son las infectantes; en el caso del virus tipo 2 son las
secreciones genitales a través de contacto sexual.
En el caso del recién nacido, éste se infecta con el virus
tipo2 presente en las secreciones genitales maternas y puede acceder al feto
por vía transplacentaria (5%) a lo que se le ha llamado infección congénita o
en el momento del parto vaginal (90-95%) por vía ascendente con rotura de
membranas o por el paso del niño por el canal del parto a lo que se le llama
infección perinatal. Las mujeres embarazadas presentan un 20-30 % de
seropositividad para herpes 2 y un 0,5 a 4% de las embarazadas presentan infección
en el transcurso de la gestación, y de éstas la mayoría son reactivaciones y la
mayoría son asintomáticas. Del total de mujeres en trabajo de parto, un 0,3 a 0,5 % excretan virus en
la secreción cervical en forma asintomática.
La incidencia de la infección neonatal es baja y va de 1
en 3.000 a
1 en 30.000 nacidos vivos, lo que se debe a la baja transmisibilidad global del
virus a partir de una madre con infección activa (10%) con un 35% en la
primoinfección y un 2- 3 % en la recurrencia. Se consideran factores de riesgos
para la infección congénita el que la madre curse con primoinfección genital
durante el parto, la presencia de lesiones ulceradas o rotura de membranas de
más de 6 horas. La enfermedad puede ser contagiada por un paciente con
primoinfección sintomática o asintomática. También los pueden transmitir los
pacientes portadores excretores asintomáticos.
Los grupos socioeconómicos bajos tienen mayor tasa de
infección y a menor edad que los grupos de más altos ingresos. En el caso del
virus tipo 2, la edad de mayor contagio es en la pubertad y adulto joven y el
grupo de mayor riesgo es el de prostitutas con un 70% de anticuerpos positivos.
Los factores de riesgo asociados con el herpes 2 son la promiscuidad sexual,
antecedentes de otras infecciones venéreas, pareja con herpes genital y bajo
nivel socioeconómico.
La recurrencia de la enfermedad se presenta tanto en el
virus tipo 1 como en el 2. Existen algunos factores desencadenantes de la
recurrencia como la exposición a luz ultravioleta, fiebre, traumatismo local,
menstruación, estrés, etc.
C.-PATOGENIA
El virus herpes se introduce directamente en el núcleo de
la célula huésped, multiplicándose y llevándola a la lisis celular. Además,
puede permanecer en forma latente en el interior de la célula infectada. Al
infectar los epitelios, el organismo desarrolla una respuesta inmunitaria local
que se encarga de limitar la diseminación de la infección. Una vez cursada la
infección primaria, el virus herpes simplex puede permanecer latente en el
ganglio sensitivo regional y frente a una baja inmunitaria del huésped se
produce reactivación viral con propagación por continuidad de célula a célula.
Tanto en la primoinfección como en la reactivación se produce una lesión
característica superficial que corresponde a una vesícula con base
inflamatoria. En esta vesícula se observan células multinucleadas, edematosas
con inclusiones intranucleares características (Cowdry tipo A) que son
indistinguibles de las producidas por el virus varicela-zoster.
D.-CUADRO CLÌNICO
La primoinfección tiene un período de incubación de 2 –
12 días. Es asintomática en la mayoría de los casos, sin embargo, en el recién
nacido suele ser siempre sintomática. Puede presentarse como gingivoestomatitis
herpética fundamentalmente en los menores de 5 años, también como queratitis
herpética, panadizo herpético o comprometer cualquier zona de la piel con las
características vesículas. La primoinfección genital está dada mayoritariamente
por el virus tipo 2 (85-90%) con un período de incubación de 2-7 días. En el
hombre las lesiones vesiculares se presentan en el glande y en la mujer se
presentan lesiones vesiculares de base eritematosa sensibles en vulva, periné,
glúteos, cuello uterino y vagina y se pueden acompañar de leucorrea. Se puede
observar fiebre, malestar general y adenopatías inguinales. La primoinfección
genital es asintomática en el 50 % de los casos y la recurrencia lo es en el 80
– 90 %. El virus está presente en la secreción genital por 10 -14 días en la
primoinfección y por 5 – 7 días en la recurrencia.
La infección del recién nacido se caracteriza por tener
variadas formas de presentación, desde infección moderada localizada hasta
formas ampliamente diseminadas y fatales. Las formas más severas se relacionan
con primoinfección genital materna durante el período de parto y las formas más
leves con recurrencia de la infección en la madre. La mayoría de las madres
infectadas son asintomáticas, lo que dificulta el diagnóstico del niño y
retarda su tratamiento. Es más frecuente en prematuros que en niños de
términos. La infección congénita (transplacentaria) se presenta en las primeras
48 h de vida. En estos niños se presenta la enfermedad caracterizada por
ictericia, hepatoesplenomegalia, trastornos de la coagulación, bajo peso de
nacimiento, microcefalia, hidrocefalia, convulsiones, fiebre o hipotermia,
coriorretinitis, vesículas en la piel que es el signo que le da el sello a la
enfermedad y lesiones dérmicas cicatrizales. El pronóstico es malo con alta
mortalidad pese al tratamiento. En el caso de una enfermedad localizada ésta
prácticamente no presenta mortalidad.
La infección perinatal se presenta entre los 7 y 20 días
de vida con un cuadro clínico que puede ser variable como una enfermedad
diseminada similar a la congénita ( 30 %), como encefalitis (35%) o como una
infección localizada en piel, ojos o faringe (35%), que en general son de buen
pronóstico. El compromiso ocular localizado puede conducir a cataratas y
corioretinitis. Estas presentaciones se pueden superponer unas a otras en un
mismo paciente.
El curso de la primoinfección se puede complicar con
encefalitis, lo que es poco frecuente y de alta letalidad y se puede presentar
en cualquier etapa de la vida. En los recién nacidos que presentan encefalitis
la mortalidad alcanza un 50 % y de los que sobreviven lo hacen con secuelas
neurológicas en el 100 % de los casos.
En pacientes inmunodeprimidos, la infección cobra
importancia, dado que puede ser diseminada, grave y con riesgo de muerte.
E.-DIAGNÓSTICO
El diagnóstico se basa en la aparición de las lesiones
vesiculares características en piel y/o mucosas. La certeza del diagnóstico se
logra con aislamiento viral en cultivos celulares o secreciones infectadas. Se
puede observar el efecto citopático que produce el virus en muestras de piel o
mucosa donde se encuentran las vesículas lo que se evidencia en 1 a 3 días. La
inmunofluorescencia aplicada a los cultivos celulares es más rápida y hace la
diferenciación entre el tipo 1 y el 2. La presencia de células multinucleadas
son indicativa de infección por virus herpes simplex o virus varicela-zoster.
Para poder diferenciar entre primoinfección y recurrencia debe realizarse
medición seriada de títulos de anticuerpos específicos para herpes 1 y 2, los
que deben pasar de negativos a positivos y aumentar en el tiempo para poder
hablar de primoinfección. En el recién nacido se realiza el diagnóstico por
aislamiento viral en muestras de diversas secreciones corporales (faringe,
ocular, conjuntival, líquido vesicular), líquido cefalorraquídeo y orina.
También se puede usar la inmunofluorescencia directa para visualizar el virus
en lesiones dérmicas o de mucosa. El diagnóstico serológico se realiza por
determinación de IgM e IgG específica, pero es de escasa utilidad.
a) Diagnóstico
directo: se
basa en el aislamiento del virus en cultivo celular, sin embargo, otros métodos
como la detección de antigeno vírico en la propia muestra, la detección de
antigeno en cultivos (Shell vial), la observación de las partículas víricas
mediante microscopia, electrónica, y actualmente la detección del ADN vírico mediante
amplificación por reacción en cadena de la polimerasa (PCR), están siendo cada
vez mas utilizados debido a su rapidez, sencillez y elevada sensibilidad. Las
muestras mas adecuadas para aislar el virus a partir de lesiones mucocutáneas
son el liquido vesicular o en su defecto el exudado de lesiones. El aislamiento
del virus en cultivo celular es sencillo y rentable, particularmente a partir de lesiones mucocutáneas precoces y
en las infecciones con eliminación de numerosas partículas víricas. Muchas
líneas celulares son susceptibles a la infección por VHS, apareciendo efecto
citopático típico en 24 ó 72 horas, dependiendo de la carga vírica. La
identificación y tipificación vírica se realiza con anticuerpos monoclonados
mediante inmunofluorescencia. El aislamiento del virus en cultivo permite
realizar estudios de sensibilidad a antiviricos, así como estudios
epidemiológicos. El sell vial aporta mayor rapidez diagnostica que el cultivo
convencional, puesto que se facilita la penetración vírica en las celulas por
centrifugación y no es necesario espesar a la aparición del ECP para detectar
su replicación. La observación de celulas gigantes multinucleadas con
inclusiones intranucleares (celulas de Tzanck) tras tinción Giemsa y/o
papanicolau del material procedente del raspado de las lesiones, es
diagnostica, pero solo es sensible 860 por 100) en manos expertas. Sin embrago,
la especificidad es escasa, ya que no permite diferenciar entre VHS y VVZ.
Para el diagnostico de encefalitis por VHS, raramente
puede aislarse el virus a partir del LCR, debido a la escasa cantidad en que se
encuentra. Durante un tiempo se realizaba inmunofluorescencia directa a partir
de biopsias cerebrales, pero actualmente la detección de genoma de VHS mediante
amplificación (PCR) en el LCR es el método más sensible.
b) Diagnóstico
indirecto: los métodos serológicos pueden ser útiles
para el diagnostico de las infecciones primarias por VHS, ya sea por
demostración de seroconversion o por detección de anticuerpos de clase IgM en
individuos sin anticuerpos preexistentes, pero sobre todo para estudios
epidemiológicos de prevalencia. Sin embrago, no es útil para diagnosticas
infecciones recurrentes, puesto que no suelen ir asociadas a cambios en el
titulo de anticuerpos ni a la producción de IgM. Su valor es escaso por lo
tanto para controlar la aparición de reactivaciones en mujeres gestantes y en
inmunocomprometidos. Tiene utilidad en el diagnostico de las infecciones del
SNC, la demostración de un incremento del titulo de anticuerpos del LCR con
respecto al sérico, ya que indica la producción intratecal de los mismos. Se
han desarrollado muchos métodos para detectar anticuerpos, como la fijación del
complemento, inmunofluorescencia, enzimoinmunoanalisis (EIA) y neutralización.
Ninguno de ellos es capaz de discriminar entre anticuerpos dirigidos frente a
VHS-1/ 2.
Recientemente se han desarrollado métodos de EIA que
detectan anticuerpos específicos para cada unos de los tipos de virus basados
en la detección de anticuerpos tipo específicos frente a la glucoproteinas G.
MARCADORES VIRALES:

F.-TRATAMIENTO
El tratamiento específico es con aciclovir que se reserva
para las infecciones herpéticas graves como la infección neonatal, encefalitis
y en inmunocomprometidos. No debe ser utilizado en las infecciones localizadas
que no revisten gravedad, pues debe evitarse al máximo la posibilidad de que el
virus se haga resistente a él. La dosis recomendada es 30 mg/k/día fraccionada
cada 8 horas por vía EV por 14
a 21 días. Con este tratamiento se ha observado la
disminución de la mortalidad de las formas más severas y la diseminación de las
formas localizadas. En el compromiso ocular neonatal, además, debe agregarse
iododeoxiuridina al 1% o vidarabina al 3%. Esto debe extenderse a los recién
nacidos con lesiones locales de piel o faringe y los pacientes con encefalitis
aún, sin compromiso clínico ocular. En los neonatos expuestos al virus,
asintomáticos, se recomienda hacer cultivo viral entre las 24 a 48 horas de nacido,
observación clínica directa y profilaxis con aciclovir.
G.-PROFILAXIS
La prevención consiste en evitar el contacto directo con
las lesiones herpéticas y las secreciones infectadas, por lo tanto, los
pacientes con lesiones extensas deben estar aislados. En el caso de detectar
una paciente con infección genital por herpes 2 con lesiones vesiculares en el
período de trabajo de parto debe realizarse cesárea.
Así, también, en aquellas que tengan excreción del virus
por secreción vaginal, aún siendo asintomáticas. Si han pasado más de 4 horas
de membranas rotas, no se asegura que la cesárea evite la infección del
neonato. El recién nacido infectado debe aislarse durante toda su enfermedad y
así, también, el sospechoso de infección. No está indicada la separación del
niño de su madre. El personal de salud con lesiones en mucosa bucal tiene bajo
riesgo de transmisión a los pacientes y basta con cubrirlas (mascarilla) y
evitar el contacto directo.
s GARCIA y
RODRIGUEZ (1996). Microbiología Médica. Edit. Mosby/Doyma Libros.
Madrid-España.
s
CORTÉS, A. Estudio
prospectivo seroepidemiológico de infección por el virus linfotrópico humano I
y II (HTLV-I/II) en donantes de sangre de áreas colombianas endémicas y no
endémicas. Colombia Med 1999; 30: 19-25.
s
MURRAY, P (2000).
Microbiologia Médica. 2da Edición. Edit. Harcourt Brace.
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LLAVACA, J (2001). Síndrome de TORCH. Revista
de Chile. Cap. 21
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COPPENS, J (2001). Parasite–host cell interactions in
toxoplasmosis: new avenues for intervention? .Expert reviews in
molecular medicine. http://www-ermm.cbcu.cam.ac.uk.
s ORDOÑEZ y Otros (2002). Construcción y expresión de una proteína recombinarte de la envoltura
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33 Nº 2.
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s ZERVOU y Otros (2005). Markers of hepatitis viruses and human
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Acceso: Octubre 2006
s Leucemia / Linfoma T del Adulto (HTLV-I positivo). http://www.msal.gov.ar/htm/site/pngcam/normas.Acceso: Octubre
2006
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MALONEY, E y Otros.
(2006). Historia Natural of Viral Markers in Children Infected with Human T
Lymphotropic Virus Type I in DOI:
10.1086/506365.
s
MURRAY, P
(2000). Microbiologia Médica. Volm II. 2da Edición. Edit. Harcourt Brace.
s
HARRISON
’S. Principles of Internal Medicine. Volm I.
International Edition. Mc. Graw Hill.

Colombia Médica
Vol. 33 Nº 2, 2002
CONSTRUCCIÓN Y
EXPRESIÓN DE UNA PROTEÍNA RECOMBINARTE DE LA ENVOLTURA DEL VIRUS
LINFOTRÓPICO HUMANO TIPO I (HTLV-I)
Paula
Ordóñez, Quim.1, Flavio Cerón2, Felipe García-Vallejo, Ph.D.3
El
virus linfotrópico humano tipo I de las células T (HTLV-I) es un
oncorretrovirus asociado con la leucemia de células T adultas (ATL) y la Paraparesia Espástica
Tropical (PET). El gen env del
virus codifica la glicoproteína precursora gp62, que mediante procesamiento
produce la gp21 (transmembranal) y la gp46 (superficie). Se ha demostradola alta
inmunorreactividad de la gp46 en sueros de individuos infectados. Con el
propósito de obtener una proteína recombinante útil en diagnóstico y en una
potencial vacuna, se clonó en el vector de expresión de Baculovirus “bácmido”
pBlueBac4.5His el segmento de 144bp obtenido mediante reacción en cadena de la
polimerasa (PCR) con cebadores que amplifican la región 5622-5765 nt. El
construido pBlueBacRENV fue transfectado en células del insecto Mamestrae
brassicae (clon MB 8003) recuperándose
la proteína recombinante. La proteína RENV reaccionó específicamente con suero
de personas infectadas con HTLV-I. Los resultados obtenidos
mostraron que la proteína RENV puede ser utilizada para el diagnóstico
serológico de la infección por HTLV-I y en la evaluación de nuevas vacunas.

Revista Peruana de
Medicina Experimental y Salud Pública
Virus
linfotrópico humano de células T tipo 1 (HTLV-1): Una infección endémica en el
Perú
Eduardo
Gotuzzo H 1,2; Kristien Verdonck B 1,3; Elsa González L 1;
Miguel Cabada S 1. Rev. Perú. med. exp.
Salud publica v.21 n.4 Lima oct./dic. 2004
RESUMEN
El artículo
tiene como objetivo presentar una revisión de aspectos clínicos de la infección
por el virus linfotrópico humano de células T tipo 1 (HTLV-1), poniendo énfasis
en información relevante para los médicos en el Perú. Luego de presentar
algunos aspectos virológicos y epidemiológicos, tratamos los temas de la
transmisión y de las enfermedades asociadas con el virus. Se discute
específicamente las siguientes enfermedades asociadas: leucemia linfoma de
células T del adulto, paraparesia espástica tropical, estrongiloidiasis, sarna,
tuberculosis, dermatitis infectiva y coinfección con VIH. En conclusión, HTLV-1
es una infección endémica en el Perú. El espectro de enfermedades asociadas
comprende síndromes inflamatorios, enfermedades linfoproliferativas e infecciones
oportunistas.

Historia Natural of
Viral Markers in Children Infected with Human T Lymphotropic Virus Type I in
|
Elizabeth Margaret Maloney, Yoshihisa Yamano, Paul C. VanVeldhuisen,
Takashi Sawada, Norma Kim, Beverley Cranston, Barrie Hanchard, Steven
Jacobson, and Michie Hisada
|
The Journal of Infectious Diseases, volume 194 (2006), pages 552–560
DOI: 10.1086/506365 |
© 2006, the Infectious Diseases Society of
|
Purpose. We conducted a
longitudinal analysis of human T lymphotropic virus type I (HTLV-I) viral
markers in 28 Jamaican mothers and their children, who were monitored for a
median of 6.2 years after the birth of the children.Methods. The
HTLV-I provirus DNA load was measured using the Taqman system (PE Applied
Biosystems). The HTLV-I antibody titer was determined using the Vironstika
HTLV-I/II Microelisa System (Organon Teknika). The HTLV-I Tax-specific
antibody titers were measured using an enzyme-linked immunosorbent assay.
Generalized estimating equations were used to describe the associations of
exposure variables with sequentially measured levels of HTLV-I viral markers
in children. Results. The HTLV-I antibody titer
increased significantly up to 1 year after infection, reaching equilibrium at
a median titer of 1 : 7786. The prevalence of Tax-specific antibody
reached 80% at 2 years after infection. The provirus load increased up to 2
years after infection, reaching equilibrium at a median of 6695
copies/100,000 peripheral blood mononuclear cells. The increase in the
provirus load was significant only among children with eczema, but not among
children without eczema.
Conclusiones: The provirus loads in children increased for an
additional year after their antibody titers had stabilized, possibly as a
result of the expansion of HTLV-I
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Markers of hepatitis viruses and human T-lymphotropic virus types I/II
in patients who have undergone open-heart surgery: evidence of increased risk
for exposure to HBV and HEV.
Zervou EK, Georgiadou SP, Liapi GK, Karabini F, Giogiakas V, Zisiadis K, Gatselis NK, Goudevenos I, Dalekos GN.
Blood Bank at theUniversity Hospital of Ioannina, Ioannina , Greece .
BACKGROUND: Open-heart procedure is characterized by a high-risk for contracting blood-borne infections. We evaluated the prevalence of several markers of hepatitis viruses (B-E) and human T-cell lymphotropic virus types I/II (HTLV-I/II) in a consecutive series of patients who had undergone open-heart surgery. METHODS: 204 patients and 158 selected age- and sex-matched healthy volunteers were investigated. Samples were collected at least 6-12 months postoperatively. Commercial enzyme immunoassays and confirmatory immunoblot assays for HCV, HEV and HTLV-I/II were used. RESULTS: None of the subjects tested positive for antibodies to HTLV-I/II. Prevalence of markers of past HBV infection and antibodies to HEV (anti-HEV) were higher in patients than in healthy controls (anti-HBc: 45.1% vs. 31%, p=0.009; anti-HBs: 31.9% vs. 22.2%, p=0.02; anti-HBe: 32.4% vs. 10.1%, p=0.000; anti-HEV: 5.4% vs. 0%, p=0.008). HBsAg and antibodies to HCV did not differ between the groups.
Blood Bank at the
BACKGROUND: Open-heart procedure is characterized by a high-risk for contracting blood-borne infections. We evaluated the prevalence of several markers of hepatitis viruses (B-E) and human T-cell lymphotropic virus types I/II (HTLV-I/II) in a consecutive series of patients who had undergone open-heart surgery. METHODS: 204 patients and 158 selected age- and sex-matched healthy volunteers were investigated. Samples were collected at least 6-12 months postoperatively. Commercial enzyme immunoassays and confirmatory immunoblot assays for HCV, HEV and HTLV-I/II were used. RESULTS: None of the subjects tested positive for antibodies to HTLV-I/II. Prevalence of markers of past HBV infection and antibodies to HEV (anti-HEV) were higher in patients than in healthy controls (anti-HBc: 45.1% vs. 31%, p=0.009; anti-HBs: 31.9% vs. 22.2%, p=0.02; anti-HBe: 32.4% vs. 10.1%, p=0.000; anti-HEV: 5.4% vs. 0%, p=0.008). HBsAg and antibodies to HCV did not differ between the groups.
CONCLUSIONS: HTLV, HBsAg and HCV infection markers did not differ between patients
and healthy controls. However, patients had significantly increased prevalence
of markers of previous HBV infection suggesting that an intensive vaccination
schedule against HBV preoperatively might be helpful in minimizing the risk.
The increased prevalence of anti-HEV in cardiac patients requires further investigation.
Prospective studies are needed in order to definitely address whether the high
prevalence of exposure to HBV and HEV infections in patients who had undergone
open-heart surgery is procedure-related or not and whether it has any impact on
morbidity of these patients.
PMID: 16198902 [PubMed].
PMID: 16198902 [PubMed].
Delayed maturation of immunoglobulin G avidity:
implication for the diagnosis of toxoplasmosis in pregnant women.
Departement de Parasitologie, Hopital de la Croix Rousse , 69317,
Lyon Cedex 04, France.
The low avidity of immunoglobulin G has been reported
to be a useful marker of recent infection with Toxoplasma. Several
investigators, however, have published discrepant result on the maturation of
avidity over time. The aim of this study was to analyse persistent low avidity
of immunoglobulin G in immunocompetent individuals and in pregnant women and
how it could interfere in the flowchart of antenatal diagnosis of toxoplasmosis
in the latter group.
An international literature search was conducted
together with a retrospective study of a hospital database. Eleven publications
that met the inclusion criteria reported delayed maturation of avidity at a
frequency ranging from 0 to 66.6% of the patients. Examination of those
publications demonstrated an important heterogeneity in the type of assay used,
the calculation of avidity, the cutoff above which avidity was considered to be
elevated, and the delay since infection after which indices are expected to be
high. In the hospital database, persistent low avidity was found even after a
median follow-up period of 6 years. Different factors could interfere with
maturation of avidity, such as variations between individuals, the assay system
used, and, possibly, the treatment administered. The results of this study
clearly demonstrate that, in a pregnant woman, an acute infection cannot be
reliably diagnosed solely on the basis of low avidity of immunoglobulin G.
Further investigations and standardization of assays are urgently needed.
Estimation of the time of infection remains difficult, especially in cases in
which the samples are drawn late in pregnancy; the final estimate must be based
on several tests repeated at intervals of weeks.

Influence of cytokine
and mannose binding protein gene polymorphisms on human t-cell leukemia virus
type I (HTLV
-i) provirus load in
HTLV
-I asymptomatic carriers



Masataka Nishimura,
Michiyuki Maeda, Jun-ichiro Yasunaga , Hideshi Kawakami, Ryuji
Kaji, Akio Adachi , Takashi Uchiyama and Masao Matsuoka
Received 23 July 2002; revised 18 December 2002; accepted 18 December 2002. ; Available online 1 February 2003.
Received 23 July 2002; revised 18 December 2002; accepted 18 December 2002. ; Available online 1 February 2003.
Abstract:
Human T-cell leukemia
virus type I (
HTLV
-I) provirus load differs
more than 100-fold among carriers and a high provirus load in the peripheral
blood mononuclear cells (PBMCs) is regarded as a risk factor for both
preleukemic states and inflammatory diseases including
HTLV
-I-associated myelopathy
(HAM). We examined polymorphisms in the genes for tumor necrosis factor (TNF),
TNF receptor type 1 and 2, lymphotoxin (LT)-α, interleukin (IL)-1β, IL-6,
IL-10, monocyte chemoattractant protein (MCP)-1, and mannose binding protein
(ManBP) in 143
HTLV
-I carriers whether these
polymorphisms affect the provirus load in the PBMCs of carriers. No significant
association was observed between these polymorphisms and the provirus load.
Homozygotes for a ManBP-variant allele, however, showed a tendency for the
decreased number of provirus load. When combined, the data on the alleles of
LT-α and MCP-1,
HTLV
-I carriers having high
producer alleles of both genes showed a trend for increased provirus load.
These data suggest that inflammation or an active immune response may induce an
increased amount of
HTLV
-I–infected T cells,
leading to a high provirus load.










Association between
interleukin-6 gene polymorphism and human T-Cell leukemia virus type I
associated myelopathy
Abstract:
We studied cytokine gene polymorphisms in the promoter region,
including interleukin (IL)-6, IL-1β, and IL-10, in Japanese patients
with human T-cell leukemia virus type I (HTLV
-I) associated
myelopathy (HAM) (n = 65), asymptomatic
HTLV
-I carriers (n
= 143), and
HTLV
-I seronegative,
normal controls (n = 160). There
was a significant difference between HAM patients and
HTLV
-I carriers in the distribution of IL-6 promoter
polymorphism at position -634 (χ2 = 9.90, p
= 0.0071). The IL-6 genotype was also significantly different between HAM
patients and normal controls (χ2 = 11.53,
p = 0.0033), while a similar distribution was observed in IL-1β and IL-10 polymorphisms among HAM patients, carriers,
and normal controls. The results suggest that IL-6 gene region may contribute
to susceptibility to HAM, and that aberrant cytokine productions could be
involved in the development of HAM.







Autor:
Lic. Robert Cueva Valdivia
MOVIL 960142755
CHICLAYO – PERÚ
2019
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